Cuando mi hijo se cayó en el colegio (y yo también, por dentro) 💔
Ayer mi hijo se cayó en el colegio 🤕. Fue una herida superficial, nada grave… pero verlo así me dolió más de lo que hubiera imaginado . Lo abracé , limpié su herida, y por dentro me rompí un poco 💔. Pensé: "ojalá hubiera sido yo en lugar de él" 🥺. Y sí, lloré . Me enojé 😠. Me dio impotencia no haber estado ahí para evitarlo, para protegerlo, para detener ese pequeño pero doloroso momento que él vivió .
Como mamá, como papás , uno tiene ese impulso casi animal de querer meter a nuestros hijos en una burbuja , alejarlos de todo mal, de todo dolor, de todo lo injusto y cruel que hay allá afuera. Queremos que no sufran, que no lloren 😭, que no tengan que pasar por esos momentos que duelen el cuerpo, el corazón y el alma.
Pero en la noche, después de que se durmió 😴 y yo aún seguía pensando en lo que pasó, entendí algo importante: mi hijo es un ser humano . Y como todo ser humano, va a tener momentos difíciles . Va a caerse, a lastimarse, a sentirse solo, triste, incomprendido. Va a llorar 😢. Va a frustrarse 😤. Va a enfrentar el rechazo, la burla, la injusticia 😔. Y aunque yo quiera evitarle todo eso, no puedo. Nadie puede.
🙋🏻♀️ Mi deber no es evitarle el dolor. Mi deber es prepararlo para enfrentarlo.
Mi deber como mamá es darle herramientas, que lo fortalezcan desde adentro 💪🏼. Herramientas que le permitan sentir sus emociones sin miedo, sin vergüenza. Que no reprima su tristeza ni su enojo 😞, que no piense que llorar es sinónimo de debilidad. Que aprenda a vivir sus emociones, a reconocerlas, a ponerles nombre 📝, a expresarlas de manera sana. Que entienda que todo pasa: lo bueno, lo malo, lo que parece eterno pero no lo es.
Y sobre todo, enseñarle que su actitud es lo único que siempre va a poder controlar .
Ayer, mientras me contaba lo que había pasado, me dijo con los ojos llenos de tristeza: “Mamá, se burlaron de mí en lugar de ayudarme” . Y ahí sentí que el dolor físico no fue lo que más lo lastimó, sino la burla. La indiferencia 😣. Esa parte del mundo que todavía no entiende la empatía 🤷🏻♂️.
No fue fácil explicarle que en la vida se va a encontrar con todo tipo de personas 👥: algunas buenas 🤝, otras indiferentes 😐, otras ignorantes 🙄. Personas que ayudan y personas que lastiman 🗡️. Personas que se alegran con tu alegría 🌟 y otras que celebran tu caída . Y aunque eso me parte el alma, también es parte de la vida. Parte de crecer. Parte de hacerse fuerte.
No quiero que mi hijo crezca con miedo 😟, pero tampoco con una venda en los ojos 🙈. Quiero que tenga el corazón lo suficientemente valiente para seguir siendo bueno 💖, incluso cuando otros no lo sean. Que no se endurezca, pero que tampoco se derrumbe. Que sepa que la vida tiene momentos hermosos ✨, llenos de amor, risas, logros y compañía 🎉. Pero también tiene tropiezos, soledad, decepciones y dolor ☔. Y todo eso está bien. Todo eso es parte del camino.
👩👦 Como papás, a veces nos preparan para alimentar, para educar, para proteger físicamente. Pero poco se habla de cómo prepararnos emocionalmente para cuando nuestros hijos empiecen a vivir sus propias batallas ⚔️. De cómo sostenerlos sin sobreprotegerlos, de cómo acompañarlos sin controlar sus caminos, de cómo llorar a escondidas 😭 pero darles fuerza cuando nos miran a los ojos.
Ser papás no es evitar que nuestros hijos sufran 😢. Es enseñarles a atravesar el sufrimiento sin perderse. Es estar ahí para que, aunque se caigan, sepan que siempre habrá un lugar donde puedan llorar sin ser juzgados 🏡. Que tienen permiso de sentirse frágiles , pero que dentro de esa fragilidad hay una fuerza inmensa esperando ser descubierta 🔥.
Todo esto me recordó que no estoy criando a un niño de cristal, sino a un ser humano real 🧍🏻♂️. Uno que sentirá mucho, vivirá mucho… y con las herramientas correctas, crecerá con una luz propia que nadie podrá apagar 🌟
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