📱 Las redes sociales: la droga disfrazada de conexión que casi me roba la vida real
Recuerdo perfectamente la primera vez que el internet llegó a mi vida. Tenía 17 años, y fue como si me abrieran una puerta mágica a otro mundo. 🌐 Un mundo lleno de ideas, imágenes, personas y posibilidades. Me fascinó. Me envolvió. Y poco a poco, me atrapó.
Lo que comenzó como una herramienta, se convirtió en mi refugio… y luego, en mi prisión. Primero fue el computador, luego el celular, y después las redes sociales. Facebook, Instagram, TikTok… todas con la promesa de conexión, pero sin advertirme que el precio podría ser tan alto.
Pasaba horas y horas frente a la pantalla. Subiendo, mirando, comparando, respondiendo. Era como un ciclo sin fin. Pero hubo un capítulo muy particular en mi historia digital: la creación de una página llamada "Mamá Real".
Esa página nació desde el corazón. Quería compartir lo que vivía como mamá, mis luchas, mis aprendizajes, mis días buenos y los no tan buenos. Y funcionó. ¡La página creció muchísimo! 📈 Tenía muchos seguidores, gente linda que me escribía, me agradecía, se sentía acompañada. Yo sentía que estaba haciendo algo valioso. Y sí, en parte lo era…
…Pero había un lado oscuro. 😞
Mientras me conectaba con miles de personas, me estaba desconectando de la única conexión que realmente importaba: mi hijo.
Yo, que hablaba de maternidad con tanta pasión… estaba perdiéndome momentos irrepetibles de la maternidad real.
Mientras respondía mensajes sobre crianza, le decía a mi hijo: “espera un momentico”, una y otra vez.
Mientras compartía consejos sobre presencia, yo no estaba presente.
Me vi a mí misma desde afuera: una mamá atrapada en un mundo digital mientras su mundo real pedía atención a gritos.
🧠 Decidí hacer un cambio:
Apagué el ruido. Me salí de todo. Le bajé al contenido, a las estadísticas, a los likes.
Y empecé a reconectar con lo que nunca debí soltar: mi presente, mi hijo, mi hogar, mi vida real.
Hoy no odio las redes. Las uso. Pero ya no me usan a mí. Ahora, si me ves publicando, probablemente ya viví el momento primero.
Ya no necesito mostrarlo todo. Hay cosas que se guardan en el corazón, no en las historias de Instagram. 💛
💡 Reflexión de todo esto:
Las redes prometen conexión, pero si no tienes cuidado, te desconectan de lo más importante: tu propia vida.
Porque no sirve de nada tener miles de seguidores si no estás siguiendo tu propio camino con presencia. 🌱
🌼 Cierro con el corazón:
No te juzgues si has caído en esta trampa. Somos muchas. Nos vendieron conexión, pero a veces nos terminamos perdiendo en una vitrina infinita de vidas ajenas.
Pero siempre podemos volver. Volver a mirar, a escuchar, a jugar, a respirar…
Volver a vivir sin filtro.
Y créeme…
La vida real no necesita edición. Solo necesita que estés ahí. 💕
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