🎢“Papá y mamá no sabían sostener... y yo necesitaba brazos” 💔➡️💗💥
Hoy quiero hablar del elefante emocional en la habitación: perdonar a nuestros papás. Sí, esos seres humanos imperfectos con los que a veces sentimos que nacimos en deuda… o en guerra.
¿Te ha pasado que ya con tus canas emocionales, tu cuenta de terapia activa y tu independencia gloriosa, aún te sorprendes peleando mentalmente con mamá o papá por cosas que pasaron hace 15, 20 o 30 años? 🙃
“Es que nunca me abrazaste.”
“Nunca me escuchaste.”
“Siempre me comparaste.”
“Nunca estuviste.”
Y sí. Eso duele.
Y no, no estás exagerando.
Muchos crecimos sintiendo que nuestros padres no nos cuidaron como lo necesitábamos. Que nos rechazaron, nos exigieron ser fuertes cuando solo éramos niños, o que nunca nos preguntaron qué sentíamos porque bastante tenían ellos con sobrevivir. 😮💨
Y entonces crecimos... y llegó el momento temido:
verlos como lo que son — personas.
¡NOOOOOOO! ¡NO ESTABA LISTA PARA ESO! 😭
Y es ahí donde el alma adulta se nos retuerce.
Porque el juicio que les hicimos en nuestra infancia —tan válida, tan sentida— empieza a chocar con una nueva verdad:
👉🏽 nuestros padres también fueron niños que no fueron sostenidos.
👉🏽 también cargaban heridas, silencios, traumas no hablados.
👉🏽 también estaban rotos.
Y con todo eso...
hicieron lo que pudieron.
Con lo poco o mucho que sabían. Con lo que les enseñaron. Con lo que les dolió.
Eso no justifica todo.
Hay cosas que simplemente estuvieron mal.
Y si tomaste distancia, hiciste bien. La distancia también es una forma de amor propio.
Pero... si hoy tu corazón adulto puede mirar con compasión a ese papá emocionalmente ausente o a esa mamá que no sabía cómo amarse a sí misma, ya diste un paso gigante.
Perdonar no siempre es acercarse.
A veces es solo dejar de cargar el enojo, entender la historia completa y liberar el alma.
Porque sanar no es olvidar, es mirar con menos rabia y más verdad.
Y créeme, eso ya es un milagro emocional.
“Mis padres no fueron los que soñé, pero fueron los que me dieron lo que tenían. Yo me daré el resto.” 🌱
I’ll be there behind you who walks alone,
singing till the end this song that will never end.” 🎶🌙
P.D.
Lloré bastante escribiendo esto. 😢
No de tristeza solamente, sino de esas lágrimas que vienen cuando el alma por fin se permite sentir lo que había guardado por años.
Este proceso de mirar a nuestros padres con ojos de adulto duele... muchísimo. Cuesta dejar de culpar, cuesta aceptar lo que no fue, cuesta soltar lo que imaginamos que debería haber sido.
Pero también... libera.
Porque ya no se trata de justificarlos ni de borrar lo que nos dolió. Se trata de hacernos cargo de nuestras emociones, de abrazar a ese niño o niña interior que aún llora por lo que faltó, y de construir algo más amoroso para nosotros hoy.
te abrazo fuerte. No estás solo, no estás sola. 🌷
Vamos paso a paso… que sanar también es un acto de amor rebelde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario