viernes, 16 de mayo de 2025

 No nací para agradar, nací para ser libre

Hubo un tiempo en mi vida en el que decir

“sí” era automático.
“¿Puedes ayudarme con esto?” — Sí.
“¿Te molesta si hago esto?” — No, haz lo que quieras.
“¿Estás bien?” — Sí, aunque por dentro me estuviera rompiendo.

Por años, viví atrapada en un ciclo silencioso: el miedo constante a decepcionar. Ese miedo que me hacía dudar de mis decisiones, que me hacía callar lo que pensaba, que me mantenía pequeña para no incomodar, para no perder el “amor” de los demás. Pero no era amor lo que recibía… era aprobación disfrazada, condicionada. Me convertí en la versión más cómoda para otros, pero la más lejana de mí misma.

💔 El miedo a decepcionar
Ese miedo fue mi cadena más fuerte. Me enseñaron que ser “buena” era complacer, ceder, adaptarme. Que poner límites era egoísta, que decir “no” era sinónimo de rechazo. Así que me perdí en el “sí”. Me cansé. Me dolía el alma de tanto tragarme palabras, de tanto reír cuando quería llorar, de decir “no pasa nada” cuando dentro todo dolía. Me dolía ser la versión editada de mí.

Pero un día, algo dentro de mí gritó: ¡Basta!

🌱 Ese fue el día que empecé a vivir para mí.
Fue tan simple y tan difícil como decir: “No.”
No puedo.
No quiero.
No me hace bien.
No estoy disponible.

Y entonces ocurrió algo mágico… aunque también aterrador: la gente comenzó a incomodarse. Algunos se alejaron. Otros se enojaron. Y al principio sentí culpa, una culpa que me abrazó con fuerza, como si estuviera haciendo algo malo.

Pero con el tiempo entendí que no estaba decepcionando a nadie… estaba salvándome a mí.

💬 Decir que no me salvó del vacío de complacer a todos.

Decir que no me salvó de una vida en la que yo no cabía. Me permitió descansar, respirar, volver a conocerme. Volver a mí. Recuperé mi voz, mis gustos, mis silencios, mis espacios. Empecé a elegir desde el amor propio, no desde el miedo. Y eso lo cambió todo.

💖 Aprendí que:

  • Decir que no también es un acto de amor.

  • No soy responsable del cómo los demás reciben mis límites.

  • No nací para complacer, sino para vivir en coherencia.

  • Las personas que realmente me quieren, no se alejan cuando soy yo.

Hoy no digo que todo sea fácil. A veces el miedo regresa. Pero ya no lo dejo conducir mi vida. Hoy sé que decir “no” es decir “sí” a mi paz, a mi salud mental, a mi verdad.

Porque aprendí, con lágrimas y valentía, que yo también merezco lo que doy.

🌻 Si estás leyendo esto y sientes que decir “no” te da miedo… solo quiero decirte: te entiendo. Pero también te aseguro que al otro lado de ese “no” está tu libertad, está tu alma esperando que la escuches. Y eso… vale mucho más que cualquier aprobación.

“Quizás si tú no eres tú, lo que te hace diferente te hará vivir."



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

El monstruo invisible que aprendí a mirar de frente: ANSIEDAD

  La ansiedad: esa palabra que muchos odiamos en silencio La ansiedad. Sí, esa palabra que muchos odiamos, tememos, evitamos, pero que algu...